The White Stripes, De Stijl, White Blood Cells... Son los discos que se me vienen a la cabeza al escuchar Blunderbuss, tanto por el "suena a" como por el "podría seguir sonando a". Cuando se dio por concluida la asociación con Meg White nos dijeron que era mejor acabar en lo alto y tener un buen recuerdo del grupo. En cierta medida, tienen razón; ¿pero estaban agotadas las ideas? Lo dudo. Y más si hablamos de Jack White. Lo cierto es que aún en Icky Thumb mantenían el fuelle bien alto, por lo que la decisión fue un jarro de agua fría.
Ahora tenemos en nuestras manos este trabajo en solitario del hombre de culo inquieto, que bien podría ser -a ratos- una continuación de sus últimos coletazos con los Stripes. En realidad en todos sus proyectos ha continuado tocando diferentes ramas del mismo árbol, por lo que muchas de estas colaboraciones o proyectos podrían complementarse entre sí.
Esta nueva andadura empieza muy fuerte, con blues rock que recuerda a los tiempos más directos de los Stripes, cuando no había una producción tan cuidada y el sonido te teletransportaba a un desértico bareto de Arkansas. Pero conforme va avanzando te das cuenta de que no es otra excusa más para seguir haciendo lo de siempre. Esta vez, aunque aún se deja querer por su pasado, ha apostado por una línea más íntima, más propia de un solista. Además, el disco está grabado en su casa se podría decir, pues está bendecido por su propio sello, Third Man Records.
Si esperabas un disco de los White Stripes, este es tu álbum a medias. Seguramente John Anthony Gillis (su verdadero nombre) estará hasta las mismísimas narices de que le comparen todo con su mayor proyecto, pero son las consecuencias del éxito. Él mismo tampoco acaba de renunciar a esa parte, pues es la que encontramos en el primer tramo del álbum. ¿A quién no le resultan familiares los punteos agudos de Missing Pieces? ¿O la ráfaga eléctrica de Sixteen Saltines? ¿O el rimbombante riff de Freedom At 21?
No podemos decir o mismo de Ruby Amanfu, la voz femenina que le acompaña en Love Interruption, donde forman un buen dueto. Más tarde encontramos a un Jack White ensimismado, explorando otros caminos en los que deja de desgañitar su voz y se muestra en armonía, más alegre (musicalmente) de lo habitual. Véase Blunderbuss, Hypocritical Kiss o Hip, tontea con un leve country, con canciones más blueseras como I Guess I Should Go To Sleep. En medio de todo este pacífico espacio, aún encontramos algún pequeño zarpazo, como los que da en I'm Shakin' y momentos de bluesrock más moderado y rítmico, como Take Me With You When You Go y Weep Themselves to Sleep.
Piénsatelo Jack... Piénsatelo! |
El disco no es especialmente una bomba, pero sí que mantiene un buen nivel, siguiendo con un equilibrio entre su pasado y su nuevo yo. Por cierto, muy buen uso del piano, pero todo esto no quita que siga enfadado contigo, Jack White, porque nos anunciasteis que se acababa tu mejor proyecto y aún no te hemos visto en directo.
El paso lógico e inevitable es escuchar la discografía de los White Stripes de escuchar esto. Joder, qué bueno era The White Stripes! Qué bueno era De Stijl! Qué bueno era White Blood Cells! Y Elephant! También el Icky Thumb... Volved!!! Llenad nuestros vacíos corazones de electricidad, punteos y gritos desesperados!
A ver si la pasta os hace recapacitar.
2 comentarios:
Pues a mi me ha gustado bastante, salvo 2 o 3 canciones más aburridas. Para escuchar a los White Stripes ya me pongo a los White Stripes xD
Me mola el nuevo camino, los teclados, etc, que parece que quiere seguir, siempre y cuando no de un volantazo de 180º, y el olor a White Stripes aún sigue prendado en casi todas las canciones.
Si está claro que para escuchar a los White ya están los White. Pero claro, si sigue prendada la marca en los temas... que no disuelva los Stripes!
Dejando a un lado el fan, sí que es verdad que aún se nota el pasado del grupo, pero no sé, para mí sale en pocas canciones ese genio de los Stripes.
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