viernes, 8 de junio de 2012

Liars - WIXIW, horizontes experimentales

No todos los grupos están capacitados para dar un vuelco en su arquitectura musical; hay que tener buenas dotes compositivas y tener las cosas bien claras, saber qué quieres. Los neoyorkinos Liars las tienen, al menos en WIXIW, su sexto disco. Después de divagar sin un rumbo claro por su rock violento y camaleónico, siguen su camino ecléctico, ahora renacido en una convergencia electrónica-psicodélica que ha dejado unas sensaciones excelentes. Si tenían algún detractor en su último disco, con este nuevo trabajo se reconcilian. WIXIW es puro arte, un álbum con un acabado excelente y con unas delicadezas exquisitas. Ni se han subido a la parra en exceso, ni es un larga duración que rebose pretenciosidad.

Liars empezaron con unas ideas musicales, continuaron con otras, se marcaron un discazo como Drums Not Dead, confeccionaron su disco más post punk en Liars y en 2010, con Sisterworld, soltaron algún zarpazo, aunque se les notaba carentes de frescura, algo estancados. Pero con el nuevo álbum, estrenado el pasado 4 de junio, han espantado fantasmas y se han sacado de la manga un disco realmente bueno, reclamando un poco de atención y demostrando que aunque sean unos marcianos, tienen una capacidad creativa tremenda, lo cual han refutado en numerosas ocasiones.

Todo muy intelectual
En WIXIW vuelven a recurrir de la electrónica, pero esta vez no para machacar y aumentar la violencia, sino para tejer redes ambientales volátiles que muestran una nueva cara de Liars, cercana a los Radiohead de la electrónica post Ok Computer. Dependiendo del prisma desde el que se mire, es un trabajo con muchas aristas; tiene partes opresivas, otras más luminosas y otras más psicotrópicas. En este sentido, se nota el trabajo de Daniel Miller, fundador de Mute Records y productor de grupos de renombre en el mundo de los sintetizadores como Depeche Mode, Yazoo o Erasure. Actualmente ha trabajado con gente como Moby o Goldrapp. Es uno de esos casos en los que la mano del productor puede que sí que haya sido determinante. Su dilatada trayectoria en la electrónica ha ayudado al grupo estadounidense a encontrar una salida diferente con los artefactos electrónicos, recordando a grupos como Animal Collective en el campo experimental.

Desde luego no se puede decir que sea un cambio que les haya venido mal, les da otra cara, más sofisticada, con aires germánicos de kraut como No.1 Against The Rush, un tema volátil que se ve acrecentado por un sonido orgánico que parece nacido de un moog. Anteriormente, nos encontramos con esa parte de electrónica invisible e hipnótica que se practica en The Exact Colour Of Doubt, momento en el que es inevitable mirar al espejo del Kid A. Pero si por algo vale este álbum, es también porque se han metido de lleno a experimentar, no se han cortado ni un ápice; han ido hasta el fondo, explotando todos los recursos que ofrece su imaginación y la mano de Miller. Encontramos mucha diversidad, hay canciones que producen sensaciones tan dispares como la claustrofobia de Octagon y la luminosidad de His And Mine Sensations.



No sé qué efecto podrá tener un híbrido así en los oídos de un seguidor rockero de los Liars más potentes, pero es un regalo escuchar en grupos de guitarras -aunque se ayudasen anteriormente de recursos electrónicos- los arreglos y matices de ritmos envenenados como el de A Ring On Every Finger o la fase experimental de Ill Valley Prodigies. Parece que se metieron a experimentar en una granja, con animalicos y unas pocas drogas para abrir la mente. Además, se les ve muy bien metidos en el papel, si anteriormente sonaban descarados y marcianos, ahora también muestran una cara más dramática, en WIXIW; o progresiva y experimental, como en Flood To Flood o Brats.

Un gran disco de los Liars, en el que demuestran que no hace falta hacer cosas ininteligibles como Animal Collective para demostrar que puedes jugar en otra liga. Este disco omite el tropezón de Sisterworld y vuelve a la senda que dejaba abierta Liars, el último disco en el que dejaron encaminada esta sacra ruta que tan bien han sabido definir. Es un trabajo muy cerebral el que han realizado, no se pasan en la experimentación y la que utilizan la saben combinar con la parte instrumental más corriente. El resultado es este, un disco con varios prismas, otra convergencia entre rock y electrónica. Eso sí, muy bien ejecutada. Desde sus amagos kraut hasta sus ambientes que flotan, cuidadosamente tejidos, Liars pueden sentirse extremadamente satisfechos. Y nosotros más.



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