jueves, 21 de junio de 2012

Beach House - Bloom, amor a primera escucha

Sin palabras me quedé cuando escuché el disco. Las primeras reacciones pueden ser las mejores o las peores, porque a veces te pilla con las defensas bajas y puede bajar tu nivel de raciocinio. Es lo que me pasó con el último de Beach House, que me pareció tan bueno cuando lo escuché que quedé maravillado. Aunque temía volver a ponerlo por segunda vez para llevarme esa sensación que a veces te pasa por la cabeza de haberte flipado por la sugestión de escuchar algo a lo que le tienes ganas. Pero afortunadamente, esa sensación se quedó aparcada; las sensaciones volvieron a ser excelentes. No destaco yo por ser el presidente del club de fans de Beach House, y aunque no sea uno de mis ojitos derechos, hay que reconocer que su pop tan frágil sabe tocarte la fibra sensible. No hay más que escuchar Bloom.

Respecto a Teen Dream, percepciones subjetivas aparte, no se puede dudar de la calidad y la delicadeza con la que está construido. Para muchos seguramente continúa siendo el mejor disco; para otros, Beach House se ha superado y puede que este sí sea su mejor y definitivo trabajo, aunque nunca se sabe lo que puede salir de este dúo de Baltimore, Maryland (nada que ver con Expediente X aunque el guitarrista se apellide Scally). Puede que Beach House sigan practicando ese dream pop engalanado con melodías frágiles y aderezado con teclados cómplices del asesinato musical más dulce, pero han logrado ir un poco más allá. El por qué este disco me transmite más que Teen Dream, sensaciones personales: aquí encuentro una conexión sentimental en las canciones que perfora directamente mi cerebro como no lo habían hecho antes. La música es un conjunto de percepciones, sentimientos, momentos que atrapar. Y Beach House se hace partícipe de estas características, abrazándolas con su atmósfera perfectamente tejida. Te recluan para su sueño del que dan ganas de no despertar.

No, no es una discoteca

Abrir un disco y encontrarse con Myth de primeras es como entrar en un paraje donde todo es perfecto, donde se acaban los problemas; sólo existe la voz de Legrand, que se instala en tus oídos para no irse durante un tiempo. La volatilidad de Bloom es uno de los mayores logros y uno de los matices que hacen que tenga que darle otra vuelta al disco cuando se acaba. Aunque Bloom no es un álbum al que elevar a perfección, pues hay alguna canción que peca de monótona, consigue que quieras viajar a través de él mucho más rápido para disfrutar todas sus esquinas. Pero como si de una primera cita se tratase, a la vez también quieres quedarte con cada momento para disfrutarlo todo lo que se pueda. Quieres avanzar, pero te das cuenta de que tampoco tienes prisa.



El principio del disco es poco más que sensacional, y aunque Myth sea una perfecta anfitriona, detrás van piezas emocionalmente fuertes como Wild o Lazuli. En el ecuador del álbum tenemos una de las canciones más perfectas de este regalo para los oídos: The Hours. Ese riff de guitarra, ese punteo que acompaña el ambiente tan edulcorado, ayuda a que no te ahogues en él y no sólo te distraigas en los teclados inocentes. Es en riffs como ese o en la guitarra que entra por segunda línea en Wishes donde también se encuentra a unos Beach House que siguen con su fórmula de siempre pero perfeccionada.



Aunque este trabajo no es de 10 porque hay algunos temas más insípidos como Other People y On The Sea que intentan caer bien, pero no pasan la prueba del algodón, no se puede negar que nos encontramos ante un gran disco. Y ante una gran despedida como es Irene, que rebosa intensidad y sonoridad, algo que necesita la segunda mitad del álbum para conseguir una medalla de oro.

Dejando aparte las comparaciones con Teen Dream, porque parece que todos los nuevos discos han de ser comparados con el gran trabajo anterior, nos encontramos ante uno de los álbumes que más fuerte van a pegar este año. Sin duda. La guitarra de Scally toma algo más de presencia en algunas de las canciones, que además esta vez han logrado desprenderse de música más presencial para optar por una más débil y de emoción más fácil y directa. Bloom fluye por tus oídos y se disipa en tu cabeza, con temas que tocan esos puntos G cerebrales que distinguen a las canciones especiales de las que son simplemente buenas. Amor a primera escucha.

0 comentarios: