miércoles, 23 de mayo de 2012

Silversun Pickups - Neck Of The Woods, tengo un deja vu

A falta de grupos clásicos, siempre tendemos a etiquetar a grupos jóvenes como los nuevos  "X". Últimamente se ha hablado bastante de Teargarden by Kaleydiscope de Billy Corgan y sus nuevos Pumpkins, que además tocan mañana en Madrid. Entre tanto, en los últimos tiempos han surgido bandas noveles que rápidamense se han ganado la etiqueta de herederos de las calabazas aplastadas de Corgan. Uno de ellos, los californianos Silversun Pickups, han lanzado su tercer álbum, Neck Of The Woods. Gracias a la prensa el tercer disco se ha convertido en algo casi crónico, con una especie de fobia más por parte de los oyentes que de los grupos, de ver si en la tercera edición una banda se consagra, cae en el olvido, o simplemente demuestra que son lo más.
Si extrapolamos este tópico a Silversun Pickups, no se puede decir que se hayan consagrado -aunque ya tenían un cierto prestigio merecido-, porque han bajado la guardia. Es un poco decepcionante.

Neck Of The Woods es un disco para los más acérrimos del grupo, porque sólo siendo fan se puede considerar que este trabajo esté a la altura sobre todo de Carnavas y en menor medida, de Swoon. Era inevitable que saltaran las comparaciones con esas distorsiones, esas guitarras depuradas que de repente rugen, y siempre a remolque de la enérgica voz de Brian Aubert. Tras estas buenas impresiones nos encontramos ahora con este nuevo material, en el que se han apoyado algo más en el teclado, pero que salvo este, no hay ningún cambio sustancial. Continúan haciendo alarde de esas violentas vibraciones eléctricas, ese aire juvenil en las canciones y vamos, lo de siempre. La estructura del álbum tampoco cambia, once temas largos, que a veces pecan de farragosos. Y ahí radica el problema de Silversun Pickups, aunque bien es cierto que también podría haber pasado en Swoon, segundo disco.

Casica de VPO

Hay fórmulas y fórmulas, algunas que a pesar de mantener los mismos pilares, se pueden deformar y parecer que la arquitectura musical es otra. O ir evolucionando de una forma progresiva o más radical, que se note un cambio. El problema de Neck Of The Woods es que empieza fuerte, con esas canciones arrolladoras que hacen captar en seguida tu atención, pero después se va difuminando poco a poco, con canciones que poco tienen que decir: la misma fórmula de siempre, las mismas distorsiones... incluso resulta algo cargante por momentos. Queda grande la etiqueta de compararles con los buenos Smashing y su época dorada. En cuanto al continente del álbum, hay canciones destacables -como era de esperar- como el potente arrebato de Skin Graph o Make Believe, el riff de Simmer o las típicas guitarras calmadas de Gun-Shy Sunshine; marca de la casa.



En definitiva, nos encontramos ante un disco que seguirá gustando a los más acérrimos de Silversun Pickups, pero que no ofrece nada mismo y se acomodan en la misma fórmula. Se echa de menos alguna nueva artimaña que reenganche a los que empieza a cargar estas canciones, que pasan siempre por el mismo molde. Claro que ellos pueden hacer lo que les dé la gana, pero no estaría mal que se esmeraran un poco en autoexigirse nuevos modelos compositivos. No deben enclaustrarse. Pero eso sí, para pasar el rato está bastante aceptable.

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