Cortantes, intensos, ruidosos, caóticos... Dolores debutó en largo el pasado noviembre de 2011 con Disco Póstumo. Un disco sorprendentemente exquisito. Porque más que el álbum de unos noveles, parece el de una banda consolidada. Es una obra perfectamente calibrada, minuciosa, donde ninguno de los 10 temas sobra. Dolores rememora el espíritu guitarresco de los años 90 con reminiscencias post punk. Pero no suena anacrónico, tiene las raíces de la música de hace 20 años pero sus ramas son rabiosamente actuales.
Su álbum es un ejemplo a seguir: canciones espontáneas que van al grano, sencillas pero ambiciosas a la vez. Una pizca de los inicios de Sexy Sadie, momentos Joey Santiago, explosiones Sonic Youth y potencia A Place To Bury Strangers... Disco Póstumo es una amalgama de excelentes referencias, letras correspondientes con su distorsión y mucha energía; un motor engrasado hecho con una escudería de bajo presupuesto y brillante rendimiento. Representa uno de los debuts más frescos en la escena independiente española de los últimos años. Aunque su fórmula y su propuesta no representan nada nuevo, cuando esta funciona, lo sigue haciendo igual de bien hoy que en 1989. Lejos de caer en la monotonía, no es un disco que mejore con las escuchas. A la primera ya se ve lo que hay, pero cuanto más se escucha más engancha.
Las melodías estridentes van de la mano de Teresa Cobo (quizá la recuerden por esta portada) vocalista y teclista del combo madrileño, que con los efectos y los coros ayuda a pegar el oído al auricular. La estridencia con que empieza Cortafuegos avisa de lo chirriante que van a ser los siguientes nueve cortes. Si algo bueno tienen es que recuerdan a lo mejor de cada casa, con letras columpioasesinas y atmósferas violentas, cargadas y caóticas como Nudozurdo. Fiebre De es una de esas simbiosis que se encuentran a lo largo del disco.
La distorsión, los sonidos y esos momentos shoegaze que tanto gusta escuchar en directo están patentes en los finales como el de No Hay Lugar, Nicho/Loft o las erupciones finales de Volcán. Tampoco faltan las violentas líneas de bajo que dan tanto músculo a los temas, como ocurre en KDR. Quizá lo más sorprendente del disco sea lo regular que es; el gran nivel al que se mantienen todas y cada una de las canciones. Y estamos hablando de un primer disco.
Puede que no se tarde mucho en empezar a hablar mucho de ellos, o quizá esto no ocurra. El caso es que después de este excelente debut, la próxima vez que vayan a lanzar material van a tener muchos ojos puestos en ellos.
sábado, 28 de enero de 2012
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