domingo, 2 de septiembre de 2012

Dernière Volonté - Mon Meilleur Ennemi, el pop militar no te olvida

Después de una década dedicada al pop militar, a las marchas marciales y a los homenajes a los caídos en la II Guerra Mundial, el francés Dernière Volonté (Geoffrey D para su madre) se cansó de seguir ese camino, que casi parecía construir una banda sonora en cada disco. Tras su último lanzamiento en 2010 con Immortel, en el que decidió pasarse al synth pop con toques épicos, no era muy difícil adivinar qué camino serguiría en el futuro. Este verano ha estrenado su nuevo álbum, Mon Meilleur Ennemi, que sigue por el mismo sendero. Lo cual por cierto, no ha gustado mucho a sus acérrimos, cosa que empezó cuando le entraron ganas de desentenderse del pop militar.

Hay que reconocer que las obras marciales del galo, en ocasiones acongojan por su potentísima atmósfera, por ese ambiente cargado que, sumado a grabaciones y arreglos bélicos, logran piezas temibles. El porqué ha dejado ese camino, es cierto que había grandes composiciones, pero poco a poco se han ido conviertiendo en monótonas. De ahí que se entienda su nueva faceta más cercana a un synth pop oscuro. Y el cabreo por parte de los seguidores de aquél movimiento que se llamó pop militar.

Principalmente, los problemas que tienen los discos de Dernière Volonté es que son demasiado densos y en ocasiones se puede convertir en una tarea hercúlea el escuchar un disco suyo del tirón. Es una de las primeras sensaciones -ya vividas anteriormente- que van llegando la primera vez que escuchas Mon Meilleur Ennemi. No obstante, estos aires afrancesados y solemnes crecen con la escucha. La percusión y la instrumentación de viento logran que, a pesar de que en ocasiones te resulte farragoso continuar, sigas adelante. Y así es como poco a poco te vas haciendo con él. Porque al final, si te gustaban sus marchas marciales, a no ser que seas un enfermizo historiador que está todo el día arrinconado en un despacho, te
gustará.

Dernière haciendo lo que le da la gana, ya tenía ganas
Este nuevo álbum no es una vuelta de tuerca ni es la panacea, pero mientras se mantenga en un synth pop en el que Dernière sigue poniendo como cimientos atmósferas gruesas y ritmos épicos, seguirá resultando creíble. Quizá sea una forma de no despegarse del todo de su pasado de arenga a los que libraron a Europa del fascismo. Esas canciones voluminosas y cargadas ambientalmente tienen lugar desde el minuto uno con Exhibition. Y aunque Dernière no practica una rama de la electrónica que ahora resulte la vanguardia o esté de moda, sigue teniendo algún arma que no todos tienen: su idioma. El francés es una lengua con mucha personalidad, muy potente cuando se pronuncia, lo que le viene de perlas cuando acompaña sus canciones con una parte vocal, como J'oublies Que Tu Existes.

Immortel fue un disco, aunque también épico y más elaborado. Aquí encontramos menos opacidad en las capas sonoras, moldeando el órgano para que suene a modo de marcha hacia la guerra en La Fete Est Finie, o de viaje nirvanístico tras la muerte en Que Toi. Nuestros vecinos por el este saben algo de patriotismo, y aun con todo, algunos temas del disco siguen recordando, no a una marcha marcial, pero sí a una sintonía épica de esas de ponerse la mano en el pecho y tirar hacia delante con el regimiento, cual teniente Winters, caminando con dignidad hacia la muerte. Ahí están Un Claquement De Doigt o Mon Milleur Ennemi.



Esto es lo que tenemos este año de Dernière Volonté, seguidismo de su anterior larga duración, de nuevo apelando a los sintetizadores de los ochenta, pero practicando un synth pop corpulento, solemne y épico, resultado de la faceta de pop militar que practicaba en antaño. Un trabajo recomendado para los que se emocionan con la epicidad (doble si la sumamos con el francés) y para algún rezagado amigo del synth pop ochentero. Si eres de los que seguían a Dernière en su etapa guerramundialística, igual no deberías darle al play.

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