domingo, 19 de agosto de 2012

Bloc Party - Four, insulsamente irregular

Bloc Party hizo su primera aparición en escena en el año 2005, cuando vino a llevarse el éxito de la crítica y nuestra simpatía con su gran debut, Silent Alarm. Años más tarde, tras una aceptable secuela como A Weekend In The City, lo cierto es que los de Kele Okereke han ido desvirtuando su música y perdiendo la esencia que propiamente les hizo triunfar en sus inicios. Desde esa mitad de los años 2000 hasta hoy, ha habido discos en solitario y sobre todo unas legítimas ganas de evolucionar su sonido, ya fuera mediante más electrónica u oscurenciendo su sonido. El resultado final lo tenemos en Four, su cuarto disco, que básicamente adolece de lo mismo que su anterior álbum, Intimacy: trabajos irregulares con algún pepinazo bastante aceptable, aunque las canciones carecen de esas características que hacían de Bloc Party uno de los grupos indie punteros de las islas británicas.

El potencial y la gracia de los ingleses se ha ido diluyendo con el paso del tiempo, cual pastilla de Eferalgan, hasta llegar a un trabajo como este, que empieza de una forma aceptable pero poco a poco vamos descubriendo el tinglado. En el fondo, puede que fuera muy osado para ellos jugársela en el tercer álbum y abusar excesivamente de los teclados y de canciones demasiado sobrecargadas. Este histrionismo es algo que no se encontraba en sus dos primeros álbumes -los mejores-, precisamente porque las canciones gozaban de ese encanto, de esa armonía. Eran temas donde las guitarras también tenían un peso preponderante, pero la melodía y Kele Okereke resultaban más armoniosos, contando historias juveniles y amorosoas para lograr conectar con la juventud.

A pesar de que sacar un debut tan bueno -o simplemente bueno- ya te carga unas exigencias, en el segundo no fueron tan elocuentes pero siguieron el mismo camino. Es en Intimacy donde se les va la cabeza y exageran un sonido que no les era propio, con todos esos arreglos y capas y capas sobre las canciones, rozando el histrionismo. En Four siguen la misma estela. Es un trabajo muy irregular, donde algunas de las canciones cañeras son destacables y otras no son más que simples canciones potentes que podría haber hecho cualquier grupo al que se le atribuya menos prestigio. En cuanto a los cortes que no son tan llamativos sonoramente, son cancioncillas de medio pelo que tampoco se acercan a esas melodías melancólicas que nos obligaban a darle a repetir.

Sin aristas hasta en la portada
El inicio del disco arranca con lo que nos venían presentando antes, con una So He Begins To Lie, de sonido depurado y cargante, propio de lo que se salvaba de Intimacy: Halo y Trojan Horse. Y acto seguido tenemos lo más salvable de este insulso Four, 3x3, dos minutos y medio de intensidad y de Okereke haciendo gárgaras como si se estuviera lavando los dientes. En realidad, si el disco tuviera más pepinazos como este, en cierto modo se podría aceptar que no volvieran al sonido de hace 6 ó 7 años, pero este es el tema, el resto de cortes con músculo no ofrecen nada nuevo y son planos planos.
Más tarde vuelven con punteos (dios mío punteos indie! Blasfemia!) en Octopus y medios tiempso como Real Talk, que no aportan nada; resulta un encefalograma plano. Parece que se les haya apagado la chispa que les hacía un grupo entretenido e interesante en la década pasada.

La segunda mitad del disco es bastante de bluff, con la mayoría de las canciones parece que hechas con desgana, sin ningún aliciente, aunque no se les puede decir que no lo hayan intentado. A veces se presienten amagos de Helicopter, pero nada, son sombras de lo que fueron. Intentan utilizar la fórmula que les llevó al éxito, pero los elementos que combinan no son ni los mismos ni setán mezclados igual. La mayoría del disco discurre con un sentimiento entre lo anodino y lo previsible, excepto cuando al señor Okereke se le ocurre soltar algún épico gemido, rodeado del pseudogrunge de Kettling. Pero lo dicho, lo mejor 3x3, el resto es prácticamente prescindible.



Si nos esperábamos esto de Bloc Party o no, puede que sí, viendo lo que se cocía con Intimacy, a pesar de que algunos tuviéramos la esperanza de que nos mostraran alguna pincelada de Silent Alarm. Es difícil que los artistas vuelvan a sus inicios cuando los han cambiado tan recientemente, y lo cierto es que estos Bloc Party, o se esfuerzan mucho, o pronto van a caer en el profundo pozo de lo inadvertido. De alguien que saca ese debut, esperamos mayores cotas compositivas, o quizá ese disco fue lo mejor que pueden dar. Salvando las distancias, les está pasando algo parecido a lo de Muse, y eso no es bueno.


3 comentarios:

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