miércoles, 28 de marzo de 2012

Gonjasufi - MU.ZZ.LE, más electrónica y rap, por favor

Los experimentales, los del witch-house, los del dubstep ofensivo... la electrónica crece a ritmos agigantados día a día. Sigue evolucionando y continúan reluciendo nuevas apuestas y nuevas rupturas con los sonidos. En los últimos años, aunque ya lo había hecho Dj Shadow hace tiempo, está renaciendo ahora esa faceta del productor electrónico que viene del mundo del hip hop. Uno de esos casos es el de Gonjasufi, que ha vuelto al ruedo con MU.ZZ.LE, otra producción con toques brillantes de downtempo, rap y huellas digitales.



Este profesor de yoga californiano tiene un don especial para mezclar con habilidosa técnica diferentes estilos, ya sea abogando por un piano, aplicando una capa de sintetizadores claustrofóbicos y fantasmales o articulando un sonidos de baja fidelidad.
Llega el downtempo tristón y grisáceo con White Picket Fence y Feedin' Birds, donde la sección vocal parece asfixiada en un alma soul. Donde más brilla el disco es en las partes más vivas, como por ejemplo en la sección que continúa, con Nikels and Dimes, que es donde viene la base hiphopera y el juego con las partes vocales. Esa superposición en diferentes pistas le da un toque de valor añadido a los recursos que suenan en la propia canción.



Mención especial también para Rubberband, que engancha de nuevo con la base rapera, pero que sumada a un alma dolida como la que canta, llega a un punto espiritual importante para el que escucha. Por detalles como estos es otro dignísimo disco para escuchar, perfecto si te gustó también el discazo de Clams Casino del año pasado. No obstante, una de las diferencias respeto a trabajos anteriores es que Gonjasufi se ha centrado más en las bases de hip hop que en la electrónica y otros estilos. Si hubiera explotado más estas características hubiera llegado al nivel del debut, aunque hay que reconocer que MU.ZZ.LE es un disco notable.



La parte buena también es que al adentrarse más en la base rapera, escuchamos momentos más profundos y, como el abismo existencial de Skin o Timeout. Sin duda es un disco para escuchar lentamente, a gusto del consumidor. Pero también se abren nuevas posibilidades, como escuchar The Blame con ese aura de paz, como si fuera una canción creada para escuchar en un atardecer. Para finalizar, más baja fidelidad con Sniffin' y el riff de Blaksuit.

Un buen disco que estará como mínimo entre lo más interesante del año. Lo dicho, grandes tiempos para la electrónica. Y para el hip hop.

Ponte gafas 3D para verlo

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