Mute |
El ejemplo de que funcionan mejor en directo estuvo ya en el inicio del directo: empezaron con Todos de Pie y el final, que en el disco es progresivo y sólo tiene un leve aumento, en el concierto se convirtió en un voraz final. Buena tarjeta de presentación. Continuaron con El Resplandor y pasaron al Vivalaguerra para enseñar los dientes con El Porqué de Hablar Sólo y La Mirada de los Mil Metros.
Volvieron después a su último álbum para seguir la promoción con Adelante Bonaparte (II), Cuando Ella Toca el Piano, Hay Que Parar y Moriréis Todos Los Jóvenes. El público coreaba y cantaba con Standstill, estaba ansioso por verles.
Montefusco poniendo las pilas |
Pero el concierto fue de menos potencia a más, empezaron haciendo los deberes con sus últimas canciones y prepararon el terreno para temas más cañeros, que fueron los momentos de más decibelios en la sala. Además, esa potencia se veía engrandecida con el buenhacer del aparato instrumental y rítmico del grupo; con el batería que aporreaba con rabia los bombos y el bajista, que sobrevivía y salía airoso de tanto ruido. A veces es difícil percibir con nitidez un instrumento tan grave cuando tus compañeros están metiendo tanta energía en las canciones. Él lo conseguía. En este tramo de rabia entonaron Poema nº3 de Standstill, ¿Por qué me llamas a estas horas?, que obviamente fue una en las que los asistentes se volvieron más locos, la desgarradora Feliz en tu Día y Cuando, que acabó alargándose y casi convirtiéndose en una jam.
Griterío |
Enric Montefusco señaló que le gustó el concierto, porque hacía tiempo que no tocaban en distancias tan cortas, donde el calor de la gente se percibe mejor. Standstill demostraron por qué se congregó tanta gente para verles. Aunque seguramente se vayan apartando de esa parte más visceral de sus inicios, rindieron a un notable nivel.
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