martes, 28 de febrero de 2012

Sleigh Bells - Reign Of Terror, machacón pero predecible

Hace justo una semana que salió a la venta un segundo disco, de esos de los que uno tiene ganas de escuchar porque tiene pinta de que cuando lo abras va a explotar. Se trata de Reign Of Terror, el segundo álbum del trío neoyorkino Sleigh Bells. Después de las buenas sensaciones con las que nos dejó Treats, estos machacadores vuelven con alguna explosión más, pero siguen manteniendo la misma ración de pólvora.
Que el segundo disco de estos chavales es bueno, claro. Y mola. Aunque algunos esperábamos que siguieran manteniendo su identidad, pero denotando una evolución y cambiando con un nuevo modus operandi, lo que han hecho ha sido básicamente una secuela de Treats. Aunque se suele decir que "las segundas partes nunca fueron buenas", en este caso sería un "las segundas partes siempre fueron iguales"; nótese el cansinismo.



Con el avance Comeback Kid, la cosa pintaba bien, sonaba como esperábamos. Lo que pasa que claro, cuando después escuchas el disco entero y ves que es todo igual, y no contento con eso, es igual que el debut... Los dos álbumes tienen once cortes. Justo para lanzar un doble cd, y decir que es un mismo trabajo. En efecto, lo corto pero variado sabe a gloria, pero lo corto y lineal, aunque bueno, cansa.
Por muy buena fórmula que pueda ser ese sonido sucio, cercano al noise combinado con potentes bases de percusión, se ve debilitada por el excesivo uso de la misma. Se convierte en un disco predecible. Puede que el álbum esté ideado para fines hedonistas, pero por momentos es aborrecible y cargante.

Ciertamente, el único descanso que nos dan lo encontramos en You Lost Me. El resto de los puñetazos que propinan Sleigh Bells ya los hemos visto en el primer disco, vamos, que nada nuevo bajo el sol. La verdad, una pena, porque la fórmula puede ser demoledora, pero a veces da la impresión de que no se han preocupado lo más mínimo de cambiar. También es cierto que su música tampoco es algo complejo en el que el orden de los factores altere el producto, pero se lo podían haber tomado con más calma y añadir cualquier juguete sónico más.



Aunque bueno, esto son percepciones personales, a quien le gustara el primer disco (entre los que me incluyo), también le gustará este. Ahora, que nadie se espere una leve ida de tuerca que intente mostrar más facultades. Enseñan prácticamente lo mismo. Pero tranquilos, tampoco hay que se dramáticos: sigue habiendo energía y desparpajo a raudales (Crush, Comeback Kid, Born To Lose) y contundencia en mayúsculas (True Shred Guitar). Si hubieran seguido la senda de esta última, hubieran logrado un disco mucho más potente, más crudo que el primero y seguramente más agitador.

No son de segunda mano, son así

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