lunes, 28 de noviembre de 2011

Holywater @Club Camelot, rock sin contemplaciones

Muchas veces el aforo de una sala no hace justicia con el grupo que toca esa noche. El sábado pasado tuvimos una prueba de ello. Ante nosotros se presentaba Holywater, una bomba sonora en directo que dejó impresionados a los pocos que asistimos. Así que salíamos a más decibelios por barba. Y decibelios en su más amplia gama, pues sorprendieron y bastante. A pesar de que sean poco conocidos y parezca que sean nuevos, ya tienen cuatro discos y diez años de carrera a sus espaldas. 

Holywater es uno de esos grupos que van directos al grano, sin florituras ni excentricidades; cuatro tipos normales con mucha actitud que nos fusilaron con su música. Además se les veía disfrutar con sus canciones, lo que se transmitía a los asistentes. No eran los típicos tipos quietecitos que tocan mirando hacia abajo y sin moverse un ápice.

La mayor parte del concierto estuvieron repasando los temas de su último trabajo, que data de 2010, The Path To Follow. La encargada de arrancar fue Ruined, un tema que se iba cociendo a fuego lento y después incrementando hasta incendiarse; ideal para empezar un directo. Del mismo palo seguía Tranquility, de su anterior álbum y la siguiente en sonar. Volvieron entonces a The Path To Follow para interpretar Too Many Lies, Try y Confrontation's Done, que evocaba a una melodía de las que se hacían antes en las baladas del rock más vigoroso. Los acordes de la guitarra sincronizados con la batería a bajas revoluciones así lo atestiguaban.

Holywater y su holy sound

A lo largo del concierto, una de las cosas que más sorprendió fue el poderío vocal de su cantante, Ricardo Rodríguez, que a veces parecía que le iban a estallar las venas del cuello de tanto estar al límite. Uno de los momentos más intensos vino a continuación, cuando sonó Save, uno de los cortes de su debut, Handle With Care. En él los punteos hardcoretas se preparaban para el momento de tranquilidad y experimentación existente en la canción. En él, el guitarrista agitaba su arma a modo de Joey Santiago para favorecer la distorsión. Después, se volvíar a agitar la canción mientras Ricardo se desfogaba. Fue obligatorio el cálido aplauso, que además de merecido era una muestra de apoyo por la poca gente que había, los aplausos y los silbidos se estiraban hasta que empezaba la siguiente canción. 

A la gente le estaba gustando el concierto y no era para menos; Holywater tiene una fuerte sección rítmica muy bien trabajada, con el batería aporreando y el bajista, que no contento con tocar tradicionalmente su bajo de cinco cuerdas, lo rasgaba como si de una guitarra se tratara. Las melodías que crean son tan densas como la barba del vocalista o las rastas del bajista, pero listas siempre para un frenético final.
Retornaron a su último disco para casi finiquitarlo con In Your Head y Shame On Us, dos de las más exitosas. Y para cerrar la actuación, hicieron un pequeño repaso a otros álbumes para interpretar la visceral Six-String Throat, la gran intensidad progresiva de Similar -probablemente la mejore del concierto junto con Save- y finalmente Never Be Broken, más decibelios.

Gente humilde y agradecida que conforme vinieron se fueron, sin hacer mucho ruido. De eso ya se ocuparon en el escenario.



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