Nunca entenderé a la gente que no le gusta el tiempo nublado y gris. Es el mejor tiempo para disfrutar de la música, y sobre todo de la instrumental. Aunque cada uno disfruta sus momentos como le da la real gana, este maravilloso tiempo climático exige que salgas a la terraza o el balcón, o a la porchada de tu bungalow, con los auriculares a tope para disfrutar del arte sonoro. Uno de estos momentos siempre es bueno compartirlo con el tipo del que hablamos hoy, Björn Olsson.
No, no es un tenista, ni un alto ejecutivo nórdico, ni la tercera gemela Olsen; es un compositor sueco. Además ha colaborado con compatriotas como The Soundtrack Of Our Lives o Mando Diao.
La composición que se puede escuchar en su música tiene un acentuado tono guitarrero, que es por eso que hay que escucharle. Sus piezas no son tan complejas como las que pueda hacer Mike Oldfield, pero un tipo al que agrada albergar en tus oídos. Sobre todo por sus canciones tranquilas en las que va añadiendo cada vez más capas de guitarra. Su música tiene un toque Mediterráneo, con vientos frescos que evocan al mar. Olsson debe haberse inspirado en las costas que rodean su país. Además de su gusto por los crustáceos, como se puede observar en las portadas de sus discos.
Uno de esos toques mediterráneos vienen cuando uno escucha sus temas de guitarra española. Y no digamos ya si además utiliza silbidos como si estuviera atrapado en Verano Azul, como ocurre en Tjorn. Faltan las bicicletas.
Aunque sus obras tienen ese toque de relax y ambiente sergioleonesco, ideal para escuchar en el Salon y pedirse una zarzaparrilla, nos quedamos con los discos en los que se dedica exclusivametne a abusar de ese maravilloso instrumento de seis cuerdas.
Para ello es necesario escuchar discos como The Crab o The Lobster. Pero sobre todo el primero, donde escuchamos ráfagas cortas pero que suenan especiales como Track 2, Track 4 o Track 12. Así es como se titulan las canciones. Parece que es cosa de guitarristas el pasarse por el forro el título de un tema, como también hace el amigo Frusciante. Claro que para nosotros mejor eso que tener que pronunciar las canciones de The Lobster (Ännu en lat i H moll, Lat i F# -moll).
En resumen, las producciones de Björn son ideales para escuchar en estos días grises, en los que el sol no molesta. Su música hace de caracola, te arrima el mar Báltico a tus oidos con sus pequeñas ráfagas guitarrísticas. Incrústate los auriculares y disfruta.
domingo, 13 de noviembre de 2011
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