THE GIFT
La primera actuación del festival, que vino de la mano de un sol seco, al que por suerte muchos estamos habituados. No fue un directo brillante el de los portugueses pero si fue un directo muy decente para empezar la tarde e ir de menos a más. Además, Sonia Tavares y los suyos se rodearon de músicos de apoyo en el bolo para lograr más intensidad en sus canciones, lo que ayudó a que su colorido pop se volviera más intenso. Aunque algunos de sus mejores compuestos pertenecen a finales de los 90 y principios de la década de los 2000, los lusos se centraron sobre todo en su última etapa, en la que más éxito y reconocimiento han logrado. Como es obvio, hicieron especial hincapié en Explode, su disco del pasado 2011. Además pusieron un señor telón de fondo con la portada del disco, todo lleno de colorines. Tavares se encontraba cada vez más suelta en el escenario, incluso hablando en español. Será cosa del sol o que se vinieron arriba, pero cuanta más gente se acercaba al escenario principal, su música sonaba con más cuerpo, con mayor sonoridad. Se despidieron con Made For You y Driving For You, convirtiendo el final del concierto en una bonita velada pop, acrecentada por todos los músicos y coristas sobre el escenario.
Todo colorines y alegría |
BELAKO
Paralelamente al escenario principal, algo estaba pasando en el más pequeño; estaban sonando unos chavales vascos que estaban metiendo especial caña. Aunque no pudimos ver el concierto entero por solaparse con The Gift, fue suficiente para ver que estos mozalbetes tienen madera. Fueron la sorpresa del día, y seguramente lo sería para cualquiera que no los conociera y se los encontrara allí, pues entre los que son de su tierra y los tienen bien fichados, y los curiosos que pasábamos por allí, el agitamiento de la cabeza fue unánime. A base de la combinación entre guitarras, teclado y la alternancia vocal entre el cantante y sus compañeras, Belako nos ganaron con sus decibelios. Fue un concierto cañero y visceral. El final con Eurie fue desolador.
TRIBES
Uno de tantos grupos ingleses que tienen un debut interesante y que es digno de catar en directo. En este caso, en el BBK, a ver qué tal sonaba Baby sobre un escenario. Su concierto fue el primer bluff del día. Su principal problema fueron ellos mismos; en el estudio tienen canciones enérgicas e intensas que los convierten en un grupo con temas realmente pegadizos. Pero en la actuación en directo no fueron capaces de transmitir esa energía y canalizarla hacia el público, que no respondía excesivamente. A pesar de que los londineses se esforzaban, sus temas fuertes sonaban descafeinados. Además de que la velocidad no era exactamente la misma, se echaba en falta la contundencia de sus principales armas: Whenever, Sappho, We Were Children, Nightdriving... No obstante, algunas sí que pudieron brillar, como When My Day Comes. Pero Tribes aún tiene mucho que aprender, entre ellas, mejorar en directo para no acongojarse ante el público y pulir su sonido para no ahogar sus baluartes.
BAND OF SKULLS
Parece que ya no hay secretos para el blues rock, pero bien llevado a la práctica, aún sigue siendo muy efectivo. A base de acordes fáciles, buenas explosiones y aporreamiento masivo de la batería, es fácil agitar a un público que ya viene con predisposición para darlo todo. Y eso fue lo que hicieron los ingleses; dieron un concierto potente y hedonista a base de canciones incendiarias como Death By Diamonds And Pearls, Hollywood Bowl o I Know What I Am. Un buen entrenamiento para mover la melena y para ir preparando lo que vendría después.
THE CURE
Por fin llegó el momento más esperado del jueves y uno de los más esperados también del festival. No todos los días te topas con cabezas de cartel tan clásicos como The Cure. A priori había nervios por ver cómo saldría Robert Smith enfrentándose a un concierto de tres horas, y aunque el concierto resultó algo irregular, no decepcionó. Eso sí, viendo cómo desalojaba el personal el escenario al final del concierto, está claro que un bolo de esta índole sólo es aguantable por fans y acérrimos de la banda. The Cure tiene repertorio para dar y vender y tres horas dan para mucho, lo suficiente para ser soporíferos para alguien que piensa que la banda de Robert Smith es Just Like Heaven y Friday I'm In Love. Nunca llueve a gusto de todos y Cure se dejó por el camino algunas de sus canciones más claustrofóbicas, de esas que te cortan el aliento y hacen que el post punk te corrompa. Si hubo algo de subidas y bajadas en el concierto, fue porque tiró de la época new-wave y la ochentera, marcando un contraste con la época más disintegrationadora. No obstante, uno de los conciertos del festival indiscutiblemente. Porque si eres fan, disfrutaste como un jabato. Yo lo hice.
El directo empezó con retraso y el señor Smith tuvo que salir a apaciguar la calma tocando tres temas acústicos, entre ellos Three Imaginary Boys o una buena versión de Boys Don't Cry, un excelente tentempié para el extenso concierto que vendría después. Y no entiendo cómo con lo que tardaron en salir nadie entonó lo del 'vamos Rober sal a bailaaaar' -indignante-. Y ahora, centrándonos en el meollo del asunto, al inicio sonaron los primeros coletazos del post punk que todos esperábamos escuchar: Open, High, From the Edge of the Deep Green Sea... Y entre ellas los primeros hits de la noche, como Just Like Heaven o In Between Days. Pero cuando más brillaban era cuando eran capaces de tocar su vena oscura, la que todos esperábamos disfrutar con Pornography, Closedown, The Kiss o Cold, que faltaron. Pero sí que hubo regalos del Wish y el Disintegration, como Lullaby o Pictures of You, de las mejores del concierto. Y aunque no lograron que se enchufara toda la maquinaria opresiva con su total sonoridad, supieron contentarnos con creces y regalarnos momentos que quedarán grabas en nuestra memoria.
Vamos, Rober! Sal a...¡¡¡SAL YAAA!!! |
BLOC PARTY
El retraso y la extensión del concierto de Cure se comió más de la mitad de concierto de Bloc Party, que debieron empezar con puntualidad inglesa. A esto hay que sumar que hicieron un setlist corto, claro que después de ver a Robert Smith, cualquier cosa se hace corta. El caso es que Bloc Party no tuvieron su día, ya que no acabaron de encontrar su sonido -al menos lo que vi- sobre el escenario, cosa que no suele ser habitual en sus directos, en los que tienen bastante fidelidad y un sonido impecable. Por ejemplo los efectos de teclado de Flux y The Prayer sonaron algo reguleros y desalmados. No obstante, medio salvaron los muebles al final del concierto con Ares; pero sobre todo con los clásicos del debut, The Modern Love y Helicopter. Pero flojos. Sólo lograron conectar con el público más fanático y cuando tocaron las mejores.
PAT MAHONEY
Al señor Mahoney se le da mejor lo de pinchar que a su amiguete James Murphy, del que sólo vi el final, demasiado tranquilito y lineal para lo que piden esas horas. Con Mahoney mejoró el asunto, se le notó una técnica más depurada y dio una sesión decente en la que hubo variedad con funky y algún beat más movidito. Pero que vamos, de los djs que aparecieron por el festival, ni por asomo Mahoney fue algo destacable. Ni fu ni fa.
Fotos cortesía de Musicsnapper & Tom Hagen
1 comentarios:
que gozada los cure!
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