viernes, 9 de diciembre de 2011

Crónica Smashing Pumpkins+Ringo Deathstarr @La Riviera: Esto no se hace Billy

El miércoles recibía La Riviera a uno de esos líderes generacionales, a uno de esos grupos irrepetibles que dieron los 90 como son los Smashing Pumpkins. O mejor dicho, Billy Corgan y tres contratados. No obstante, Jeff Schroeder (guitarra), Mike Byrne (batería) y Nicole Fiorentino (batería) estuvieron a la altura de los Iha, D'arcy y Chamberlain, respectivamente. Pero antes de meternos largo y tendido con los Smashing, centrémonos en los teloneros, que dieron un gran recital:

RINGO DEATHSTARR

Siempre es de agradecer que cuando un grupo tan grande sale de gira se lleve de paseo a compatriotas que están dándose a conocer y que, en este caso, tienen mucho que ofrecer. Son Ringo Deathstarr. Cuando subieron al escenario ya se veía de qué pie cojeaban; con esas pelambreras, esa ropa invernal de estar por casa (batería y guitarrista) y esos pantalones cortos grunge (la bajista) estaba claro que el tufillo era noventero. Y obviamente, así fue. Sorprendieron a muchos de los que allí estábamos presentes. Entre canción y canción nos preguntábamos cómo se llamaban, pues entre el acento inglés cerrado de la voz en off que los presentó, y que parte de la membrana de la batería donde ponía el nombre estaba rota, era imposible saberlo.

Mira cómo flipan nuestras melenas
Tocaron sobre cuarenta minutos repasando su nuevo álbum Sparkler y se apoyaron en algunos ep's que ya habían lanzado. Gran concierto de corte shoegazeresco, con unos toques de Cure y sobre todo, de My Bloody Valentine, que evocan de nuevo a otras décadas. Muy buen concierto, con distorsiones por aquí y por allá, ritmos contaminados y una forma de cantar que se disipaba entre los guitarrazos. No es que sea algo nuevo ni mucho menos, pero es una fórmula que funciona y mucho. Hacia el final del concierto apareció el actual guitarrista de Smashing, Jeff Schroeder, para tocar con ellos. Se despidieron entre una gran ovación.Y fue entonces cuando llegó el momento por el que todos nos habíamos congregado allí:

SMASHING PUMPKINS

La Riviera esperaba ansiosa a que el extenso Billy Corgan y sus nuevos Smashing Pumpkins  pisaran el escenario. El público empezó a aclamar entre sonrisas estúpidas como quien recibe al Mesías. No obstante, todos los allí congregados, treintañeros y nuevas generaciones, sabíamos que este directo era una apuesta arriesgada, debido al nuevo trabajo de los Smashing. En efecto y sintiéndolo, salió el tiro por la culata. No porque tocara mucho material de su nuevo trabajo, sino porque se dejó aparcadas la mayoría de canciones que todo el mundo esperaba. Sonaron temas del Mellon Collie y el Siamese Dream, lo que la mayoría se esperaba, pero no todas las que debieron sonar. Y del Adore mejor no hablar, aunque entraba dentro de lo previsto que no sonase.

Como era de esperar, empezaron presentando sus últimas producciones, que en este caso fueron Quasar y Panopticon. Son canciones pesadas, que aunque en directo no suenan mal, les falta gancho. Los asistentes aún estaban sugestionados por el hecho de tener enfrente a Billy Corgan, por lo que se llevaron su beneplácito tras tocar estos dos temas. Acto seguido vinieron los dos primeros puñetazos, con Geek USA y Muzzle. En esta última todo el mundo coreó el estribillo. La cosa pintaba realmente bien, parecía que Billy había venido dispuesto a jugar la baza de los clásicos, que es lo que todos esperaban. Incluso a él se le veía sonreír cuando las tocaba. Él necesitaba tocarlas y la gente escucharlas.


Pero nada más lejos de la realidad, a partir de aquí, el concierto se sumergió en una espiral de monotonía en la que Billy, que interactuó poco con el público y se mostró apático, decidió apostar por un tracklist arriesgado. Y sabiendo qué es lo que quiere la gente, no funcionó. Billy decidió volcarse con temas añejos pero de los más progresivos y largos, como Starla, Silverfuck y Soma. Son temas irreprochables, también grandes, aunque no son las más conocidas, que podemos decir que son los auténticos himnos. Aunque se agradeció escuchar los arrebatos furiosos de Starla o Silverfuck, el concierto derivó en un sonido muy lineal, donde Billy abusó de los punteos y las canciones nuevas, que por si fuera poco escucharlas, son también largas. Cuando estas sonaban, si mirabas a tu alrededor veías la indiferencia de la gente, esperando a que se acabaran y sonaran las que había venido a escuchar.


Y por fin llegó el momeno del apocalipsis, el momento que todos estábamos esperando, el de botar y volverse locos. Empezaron a sonar los tambores que avisaban de la que se venía encima; era el turno de Cherub Rock. El leve parón que hay en los acordes iniciales y el sonido atronador de estos nos volvió locos. Habíamos estado contenidos gran parte del concierto, viendo cómo Billy se dedicaba a tocar para sí mismo con sus canciones nuevas que, me atrevería a vaticinar, a ninguno nos interesaba escuchar.

Billy déjate los punteos y toca 1979
La señal de Cherub significaba que llegábamos al final, pero había dos opciones, salvar parte de la casa y tocar más clásicos o cerrar simplemente con la que estaba claro que iba a cerrar. Optó por la segunda. Volvieron del bis para tocar Tonight, Tonight, el momento de comunión con el público, donde todos disfrutamos y otros recordaron sus tiempos de juventud. Pero después de esta se despidieron sumergidos en una gran ovación (desproporcionada y no merecida) y gritos de Billy, Billy, esperando ciegamente a que volviera. Pero los que volvieron fueron los pipas; el concierto se había acabado y con él la esperanza de escuchar gran parte del magno repertorio de los verdaderos Smashing, no de este desesperado intento de Billy por resucitar el grupo. Cuando se empezó a pensar en frío y a dejar de saborear Cherub Rock y Tonigh, la indignación sobrevolaba los comentarios de todo el mundo al salir de La Riviera. Se escuchaban muchos comentarios del tipo "yo para esto no pago", "no ha tocado ni esta, ni esta, ni la otra", "cómo se va sin tocar...".

Cuando tenían que sonar cañeros sonaban cañeros y se notaba quiénes fueron durante los 90, pero abusaron demasiado del punteo sin sentido, estirándolo como si de una canción de heavy o de hard rock se tratara. El tracklist elegido, a pesar de que era clásico, era demasiado lineal -más aún juntándolo con el nuevo-. Hubiera funcionado mejor combinándolo con lo que no sonó. Y aquí abrimos la lista de Today, 1979, Bullet With Butterfly Wings, Disarm, Zero, Thirty-Three, We Only Come Out at Night, Love... Y del Adore ya ni hablamos. Con lo fácil que hubiera sido que al menos sustituyera algunas de estas por las nuevas y alguna del Gish, todos nos hubiéramos ido más felices que una pandereta y hubiéramos visto un concierto más dinámico. Pero en fin, mejor quedarse con los buenos momentos de Muzzle, Geek USA, Silverfuck o Cherub Rock que hacerse mala sangre.

Estimado Billy, esto no se hace. Aunque tampoco nos sorprende, la verdad.



6 comentarios:

Anónimo dijo...

Hay mitos que ya pasaron, con lo cual, a los mitos mejor MITOCARLOS

Anónimo dijo...

Me cago en la puta madre del q ha escrito esta noticia, no sabes un carajo de musica.....

Pablo S dijo...

OK

P. Roberto J. dijo...

Anonymous somos todos

Pablo S dijo...

También somos trolles. Somos todo, qué cojones.

LaRubiaProducciones dijo...

Totalmente de acuerdo con los problemas que Bill Corgan tiene con su ego. Date una vuelta por mi entrada sobre el mismo concierto: grandes coincidencias