Agredido por el calor que hacía en el claustro de San José, tanto él como su guitarra, que se desafinaba cada poco por la alta temperatura, el guitarrista granadino no se dejó amilanar, tirando por piezas tan bellas como las 2 Sonatas de Scarlatti y tirando, como otros suelen hacer, por uno de los caminos básicos como el de Isaac Albéniz. De él sonaron 'Torre Bermeja', 'Cataluña' y la eterna 'Asturias'.
Un concierto íntimo, quizá más especial que el del día anterior por tratarse de un solista, donde sólo estaban él y sus cambios de tempo, sus arpegios y sus ritmos que a la primera escucha cuesta creer que provengan de una sola guitarra. Quizá por su vertiente andaluza y por su propio virtuosismo (está considerado uno de nuestros grandes guitarristas actuales, con múltiples galardones; de lo mejor de su generación) decidió regalarnos para el final de su directo una de las piezas más célebres del maestro Paco de Lucía: 'Fuente y Caudal'.
Como era de esperar, el público acabó en pie y con una sonora ovación que sonrojó al propio guitarrista. Viendo cómo de agradecido se mostró el público, parecía difícil que no hubiera bis. Y previsiblemente lo hubo. Y de nuevo vino con un gigante en mente, Francisco Tárrega, del que tocó una de las canciones más preciosas que se han hecho para la guitarra clásica: 'Recuerdos de la Alhambra'. Se la dedicó a los presentes, que junto a él, aguantaron hercúleamente el calor.
Esta vez no hubo otro bis, pero no debía haberlo. El cierre había sido inmejorable. Albéniz, Paco de Lucía, Tárrega... poco más se podía pedir. Un regalo para los oídos, sobre todo para los amantes del sonido clásico de la guitarra, por un precio regalado teniendo en cuenta el gusto y la propuesta de David. De nuevo, para quitarse el sombrero ante este festival. El año que viene que no falte nadie en este gran festival y en este idílico lugar.
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