domingo, 25 de septiembre de 2011

Los otros dos vigésimos aniversarios

Hace 20 años, en 1991, el Atlético de Madrid ganaba su séptima Copa del Rey, Miguel Induráin ganaba su primer tour de Francia, EEUU era gobernado por el padre de George Bush y en España empezaba a subir el paro.
20 años después, algunas cosas han cambiado radicalmente. Otras sin embargo, siguen imperturbables; como la música. Estamos en días de homenajes: el otro día por el aniversario 65 aniversario del nacimiento de Freddie Mercury, hace unos días por la separación de REM. Ayer fue el vigésimo aniversario de la publicación del Nevermind de Nirvana, pero no vamos a hablar de ello porque es un tema muy trillado y ya dedicamos un post a Kurt Cobain en febrero. Además, todo el mundo está hablando ahora mismo de ese golpe en la mesa, así que sería tontería porque todos vamos a decir lo mismo más o menos.

Nosotros vamos a centrarnos en dos discos que salieron también en el año 1991 y que significaron mucho; uno por ser una inesperada despedida y otro por ser un disco de esos indispensables que consolidan a una banda. Además fue en estos días. Concretamente, el 23 de septiembre se cumplieron 20 años de la publicación del Trompe Le Monde, cuarto y último disco de los Pixies. Y el 24 no es sólo el el vigésimo aniversario del Nevermind, también del clásico Blood Sugar Sex Magic de los Red Hot Chili Peppers. Repasemos estos dos álbumes.

Pixies - Trompe Le Monde

A menudo, cuando se habla de Pixies siempre se comenta lo excelencia de su discografía; del camino que marcaron y las puertas que abrieron con tan sólo cuatro discos. Y siempre se encumbra al Doolittle o al Surfer Rosa en su defecto. Bossanova y Trompe Le Monde, los dos siguientes, se suelen nombrar menos, cosa que nunca entenderé. Será que no tienen los grandes hits de sus antecesores. En cualquier caso, hoy toca hablar del Trompe, que ayer fue su aniversario.
Si bien es cierto que su discografía mantiene una altísima calidad, está claro que este último es quizá el menos bueno. Lo que no quita que sea un gran disco. En el Trompe Le Monde demostraron que seguían estando en la cresta de la ola; aunque sólo fuera para unos pocos en aquella época. El éxito que les correspondía -y que se llevaron a los que hoy no homenajeamos- les vino tiempo después.
Dicen que el tiempo pone a cada uno en su lugar; probablemente sea cierto. Este año algunos habrán tenido el placer de disfrutar de la gira de Micah P. Hinson con Tachenko interpretando precisamente este disco. Un gesto que nos ha gustado a todos los acérrimos de Pixies. Es un detalle que hayan querido rescatar este trabajo, que parece caído en el olvido para la mayoría, para que lo disfruten las generaciones post-Pixies y sus contemporáneos, por supuesto.


Después del break que se tomaron en su sonido con el onírico y surrealista Bossanova, volvieron a las guitarras al más puro estilo Doolittle. Además, fue el primer disco donde incluyeron arreglos de teclado.
Demostraron saber aguantar el tirón de lo que llevaban detrás, haciendo gala de su fórmula infalible. Encontramos esa intensidad en la melodía y esos cambios de ritmo en temas como Trompe Le Monde, el apocalipsis de The Sad Punk, Planet Of Sound o Lovely Day; canciones que hablan de OVNIs como Motorway To Roswell; alguna parte hardcoreta donde se vuelven locos como Space; rock de tomo y lomo como en Letter To Memphis o U-Mass; y por supuesto dos joyas como Alec Eiffel y la versión de Jesus And Mary Chain, Head On.
Por aquella ya estaban tonteando con proyectos paralelos, tanto Kim Deal con Breeders como Frank Black en solitario. A esto hay que sumarle los constantes choques entre los dos porque la bajista quería tener más peso en la composición. Al final nada, un fax de Black para todos diciendo que hasta luego. The Navajo Know, la última del Trompe, suena realmente a despedida.



Red Hot Chili Peppers - Blood Sugar Sex Magic

Recientemente en boca de todos, por su nuevo trabajo y sus dos futuros conciertos en nuestro país, hacer ahora mismo un repaso de este disco supone un sentimiento de nostalgia. Muchos no vivimos este disco en su época, pero nos flipó mucho después, con esos ritmos funkies, letras descaradas, actitud macarra, la voz visceral y ofensiva de Kiedis y por supuesto la parte instrumental que constituían Frusciante, Flea y Chad. Ya fuera vía Californication u otros discos, la nueva generación fan de RHCP y aduladora de Frusci, quedó(quedamos) encandilada.

Nos situamos a finales de los años 80, donde la banda californiana estaba empezando a tener bastante éxito, vendiendo dos millones de copias de Mothers Milk, pero con todo el auge del grunge y la música alternativa; necesitaban un impulso mayor para llegar a todo el mundo. Tras este trabajo, rompieron su contrato con EMI para fichar por Warner Bros. De multinacional a multinacional; pero esta vez con una diferencia, la producción de Rick Rubin, que les dio total libertad para hacer lo que quisieran. Y así les fue, de haber vendido 2 millones de discos de su último trabajo, pasaron con Blood Sugar Sex Magic a vender 12. Esto les consolidó como una de las bandas de rock más grandes del momento. Además, no había nadie que hiciera música como ellos; cuando esa mezcla de rock y funky; a veces tan corrosivo y otras tan sensible. Pocos tardaron las masas en revolucionarse, como mostró su cifra de ventas. Se conviertieron en estrellas mundiales con capacidad para llenar hasta la bandera cualquier recinto. A esto había que añadirle su actitud en directo; cuatro macarras con tatuajes hasta la coronilla saltando y tocando en pelotas; frente a las camisas de cuadros y las converse del panorama independiente.

El Blood Sugar Sex Magic es uno de esos discos que cumplen todos los patrones para ser un clásico; tiene un buen puñado de hits clásicos y en su conjunto es una muestra de música que ya no se hace, tremendamente hedonista, con un toque originalmente cómico y macarra. Entre esas muestras funkies se escondía la tremenda línea de bajo creada por Flea y un brillante y jovencísimo Frusciante. Estos dos preceptos se han convertieron en marca de la casa y lo comprobamos en temas como If You Have To Ask, la ofensiva Suck My Kiss, la corrosiva The Righteus and The Wicked, riffs a quemarropa como el de My Lovely Man... Escuchar por encima este disco podría parecer un simple disco funky hecho para gente de la calle; pero por encima de ello se escondía la genialidad de un Kiedis que se podía mostrar tan explícito, gritando sobre sexo en Blood Sugar Sex Magic (y con un magistral Frusciante), como sensible y humano en I Could Have Lied. El disco muestra las dos caras de unos tipos de calle; ofensivos y banales, pero también con letras delicadas.
Y punto y aparte por supuesto en clásicos de la música como el himno Give It Away, la sublime Under The Bridge y la preferida del que escribe, Breaking The Girl. Sin palabras.




Portadones. Por cierto, en el 91 también debutaron los Smashing Pumpkins. Vaya año.



0 comentarios: