L'Espai Escènic sigue siendo la joya de la corona de L'Escorxador, una sala con un sonido cristalino en el que disfrutar cada uno de los detalles de quienes actúan. Por eso es necesario recuperar una actividad musical estable para poder acudir a conciertos con una gran calidad acústica, como el celebrado el pasado sábado a cargo de la Unió Excursionista d'Elx, que se encargó de traer al conjunto saharaui Mouloud El Meskaoui, "música del sur", como dijeron ellos mismos. Y qué mejor que una sala como esta para acoger una parte de la música popular africana.
Le pidieron a la Unió venir para darse a conocer en la zona, y a partir de una puesta en escena bastante humilde, con una guitarra acústica, un laúd e instrumentos típicos de allí, poco tardaron en arrancar los primeros aplausos y silbidos desde el público, que por cierto no llenó todas las butacas. Desde el Sáhara y directamente a nuestros oídos vinieron con una actuación mágica en la que se pudo ver desde las típicas canciones de percusión con olor ancestral hasta el virtuosismo con el laúd del cantante, encadenando punteos de varios minutos en los que en otro contexto seguro que estaríamos entrando en trance.
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Mouloud y el xilófono del ayer |
En medio de todo ello, el espíritu de la madre África sobrevolando por toda la sala con una de las canciones más emotivas del concierto, en el que además pudimos disfrutar tanto de los coros de los cuatro como del registro del cantante principal, que llegaba a un timbre agudo que identificar con la música popular africana. Mientras tanto se sucedía la rotación de los instrumentos, algunos tan conocidos como una guitarra acústica y otros mucho más curiosos, por no decir rudimentarios, como una especie de xilófono natural, con unas baquetas que tocaban pedruscos naturales —¿qué piedra sería cada nota?— para interpretar uno de los temas más minimalistas.
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Mama África's calling |
Mouloud El Meskaoui no sólo trajeron toda la magia que tienen estas propuestas culturales tan alejadas de la mano de Occidente y que para nosotros son casi nuevas y observadas con fascinación. También hubo momentos para hacer de Bruce Springsteen con su voz rasposa, para cantar en árabe y español '
La Tarara'. E incluso para que saltara al escenario un mozo a hacer un baile que parecía típico de allí, por o que poco tenía de espontáneo. Uno de esos momentos en los que varios integrantes entraron en éxtasis mientras todos mirábamos atentos. En total, una hora y veinte aproximadamente de música popular del Sáhara —en ningún momento dijeron del Marruecos, no sé si intencionadamente o no—, de un señor que era maestro de las palmas, de una especie de castañuelas metálicas, de percusión africana y, sobre todo, de adrenalina y vibraciones muy positivas. Ojalá tener más propuestas así de interesantes por aquí. Una actuación muy entregada desde su humildad —no había más que ver el CD que trajeron como merchandising—.
Lo mejor de la jornada, aparte de su actuación, es que no era la única de L'Escorxador. Después de Moloud El Meskaoui, y para seguir dándole vida al centro con apetecibles tardes y noches de verano llegó el turno de
La Bien Querida, una propuesta radicalmente opuesta a la que habíamos visto. La bilbaína vino con su compañero David en modo acústico —aunque él llevaba una eléctrica— para interpretar temas de sus cuatro discos, marcados por esas letras melanólicas y de (des)amor que por momentos se volvían algo animadas.
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La Bien Querida en formato acústico cantándole a San Valentín |
A pesar del monotema, y con bastantes seguidores entre el patio del centro cultural, logró conectar gracias a algunos de sus temas más conocidos como '
De Momento Abril', aunque no sólo se quedó en un repaso a su trayectoria discográfica. Uno de los momentos de mayor intensidad se produjo cuando versionó a Rocío Jurado y su '
Como una Ola'. Después del arrebato clásico se puso en modo más inditex para cantar '
La Veleta', tema de Los Planetas al que puso voz en Una Ópera Egipcia (Sony, 2010). Será de la capacidad planetera por escribir himnos para la juventud, será cosa de la voz lánguida y triste de La Bien Querida, o simplemente ver a la gente conectar y emocionarse delante del escenario; al final, a pesar de que no sea de mi estilo, ver cómo el personal se emociona ante un concierto en una ciudad en la que no abundan, nunca está mal.
Así que con la gente vibrando de emoción tras su concierto y con las vibraciones que africanas que aún retumbaban en nosotros, nos fuimos con la música a otra parte (perdonad la cuñadez, pero me apetecía) para el primer round veraniego musical de la
agenda provincial de este verano.
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