miércoles, 3 de octubre de 2012

Muse - The 2nd Law, la elegía

Qué tiempos aquellos cuando vino el Origin Of Symmetry: cuando te flipaste por primera vez al escuchar Citizen Erased, cuando escuchabas Plug In Baby en todos los pubs, cuando sonaba Bliss y decías "joder, qué cojonudo suena"... Sí, buenos momentos. Pero momentos que ya pasaron y que quedan grabados en la conciencia colectiva. Porque Muse y la ansia de querer más y más de Matt Bellamy ha acabado por confirmar con su nuevo disco, The 2nd Law, que los delirios de grandeza y la falta de ideas son una mala combinación. En The Resistance ya se vio que habían perdido el norte con ese intento de ópera rock grandilocuente, ahora han caído en el mayor error: un disco desapercibido y falto de espíritu. Bastante malo, si lo situamos dentro de su discografía.

Es cierto que cuando un grupo cambia el rumbo de su música, se juega el aprecio incontestable de sus acérrimos, o por el contrario, acaba por cansar y cundir una sensación de estafa y decepción. Es lo que ha pasado con los ingleses; exactamente lo mismo que con The Killers. A los dos se les veía venir, aunque Muse han tenido una trayectoria más mediática e importante, legítimamente conseguida. Es probable que percibas que este disco es el peor que han hecho, pero sigas tolerándolo. Es entendible, en ese caso eres un fan. Pero en serio, Muse se ha acabado. Quítatelo de la cabeza. Cuando la capacidad de reinventarse del grupo se ciñe a exagerar aún más su propuesta, estirar el chicle hasta donde se pueda (sin importar el resultado), o a meter dubstep, es que realmente algo falla.

Intenta separar de tu cabeza los pensamientos que te impiden ver más allá de tu fanatismo musero. Piénsalo detenidamente, han acudido al dubstep, ¡DUBSTEP!, a lo mismo que Skrillex para agitar burdamente; Muse, los que han recibido todo tipo de alabanzas: los nuevos U2, los que más se acercan a Queen, una banda de estadio como las de antaño... En su momento fue la banda de rock del momento para la gran masa por su habilidad para conectar con oídos más o menos exigentes. Y experimentar es bueno, actualmente todo el mundo utiliza un teclado para potenciar sonidos o añadir arreglos a sus canciones. Ese era uno de los rasgos y puntos favorables de Muse, pero ponerse con el dubstep... Como mínimo resulta chocante.

Una escoba de colores

Está bien romper moldes, dar un paso adelante y arriesgarse, pero en serio, hay que hacer la prueba: escuchad Follow Me, el tema dubstep del disco y escuchad después Muscle Museum. Te das cuenta de que es, objetivamente, una aberración. Intentar justificar esto es fanatismo cercano al de la Yihad; no es serio. Es la evolución que Bellamy ha elegido, la que ahora nos está echando. Hay un largo trecho entre la calidad y el sentimiento desgarrador que desprendía el grupo en Muscle Museum, -cuando Matt llevaba chándal y el pelo rojo- y la infamia anteriormente nombrada, con un líder que adopta posturas de rock star total -puede que merecida durante un tiempo- y se permite el lujo de caer en el ridículo más estrepitoso sin que parezca importarle.

La avaricia rompe el saco y Showbiz y Origin Of Symmetry son de lejos los dos mejores trabajos de la banda. Después ya vinieron Absolution y Black Holes & Revelations, no tan buenos pero muy decentes. En este último, Bellamy estira su épica hasta límites racionales y tolerables (ahí están Invincible o Knights Of Cydonia). En su travesía por el camino oscuro con el artificioso The Resistance ya superaron esos topes. Una vez atravesados, o te las ingenias mucho para salir bien parado, o te puede salir una escabechina. Con The 2nd Law ocurre lo segundo. Además, es un trabajo demasiado heterogéneo, sin una idea clara de qué quieren transmitir, es como si hubieran hecho canciones sueltas y las hubieran metido en un cajón deastre al azar.

Algunos temas incluso parecen cocinados con el menor de los esmeros, como es el caso de la insulsa Save Me con Wostenholme de cantante, la balada de Explorers o la carente de espíritu Liquid State. Es curioso porque podrían haberle dado otra cara al disco o una vuelta de tuerca intentando sacar una Unintented o una Endlessly, hubieran logrado otras impresiones, aparte de que estas son canciones con mucha más presencia y no suenan tan prefabricadas.

El resto, nada que no hayamos visto ya antes, guiños a Queen en Panic Station (a mitad de camino entre Another One Bites The Dust o I Need You Tonight de INXS) o en Prelude + Survival a modo de Innuendo... Y eso sí, con unos coros con vocación apocalíptica que resultan cargantes, como lo son también en Unsustainable, con una sobreproducción exacerbada con secciones de cuerda, una voz presentando unos informativos y un vocoder. Resulta excesivamente tratado y artificial, demasiado histriónico. El mismo problema que encontramos en la primera mitad de Isolated System, que en su segunda parte se erige como uno de los fragmentos más salvables del trabajo, sin ser excesivamente exagerado.






Salvando lo irrelevante del disco, encontramos Supremacy, la que abre el álbum, que intenta debatirse entre lo ruidoso de otras épocas y los dichosos violines. Bellamy no ha entendido que sumar capas y capas de sonidos y arreglos no es garantía de calidad. Lo más salvable del disco son temas que no es que sean muy buenos, pero que son discretos al lado de lo que les rodea. Hablamos de la base pegadiza -y bien utilizada, sin aires de Skrillex- de Madness (¿canta Bono?) y de Animals, que está a la altura de una segundona en Black Holes & Revelations, con algún punteo que tiene cierta gracia. Y con coros sin exagerar, importante.



Muse han firmado su acta de fallecimiento, porque Bellamy y su egolatría parece que no están dispuestos a convertirse en aquellos tipos sencillos que agitaban a la masa sin grandes pretensiones, con grandes canciones y sin las plasticidades histrionizantes a las que nos someten ahora. No se puede cantar intentando -por poner un ejemplo- ser poseído por alguna divinidad como Robert Plant, con temas tan faltos de carisma. No vale el argumento de que si este trabajo lo firma otro grupo tendría bastante eco, pasaría desapercibido. Es muy discreto. Y sí, yo soy  era un fiel seguidor.






3 comentarios:

Regate y Finta dijo...

Los intentos de plagio (?) a Queen y Led Zeppelin son un poco lamentables. El disco bastante flojete, se salvan dos o tres canciones. ¿Donde están los temazos como New Born?

Regate y Finta dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Pablo S dijo...

Totalmente, siempre han tenido guiños a algunos grandes, pero aquí Bellamy se ha pasado de rosca -como en Resistance-, y esto es lo que pasa cuando cuando te metes en terrenos que no te pertenecen.
Incluso las canciones salvables serían segundonísimas en trabajos anteriores.

New Born representa un pasado que no volverá.