El caso es que hoy se celebra el Record Store Day, el día de las tiendas de discos, y todos aquellos que vivís en ciudades que tienen alguna me dais envidia, porque nosotros ya no tenemos. En cualquier ciudad mínimamente grande debería existir una tienda de discos, un pequeño reducto que sobreviva al monstruo de internet; una burbuja que proteja las buenas tradiciones que entre las crisis e internet se están encargando de aniquilar. Esos santuarios donde podamos reunirnos los freaks musicales para poder discutir con desconocidos o fauna habitual del lugar, ya sea para destripar la trayectoria de Muse, para flipar con ese grupo búlgaro que no conocen ni en su casa y que tiene una maqueta que es la hostia o para sufrir ataques de alergia por el polvo de vinilos del palelolítico.
Los que aún compran música original saben del valor y la cercanía de estas tiendas, donde puedes tirarte bastante tiempo buscando ese disco descatalogado que ya no existe o escuchando la sabiduría de los mitológicos dueños de estas tiendas, ya sea con su onanismo pureta o con anécdotas de cuando había buenos garitos de rock n roll y la muchachada pasaba la tarde en la calle con un par de litros. En este sentido, el papel de canalizador de auténticos perlas que poseen colecciones acojonantes es fascinante, creando un ambiente ideal para compartir gustos e impresiones se refleja muy bien en Alta Fidelidad. Esa sensación de poder tener una tienda en la que ir a preguntar por un grupo olvidado y que el dependiente no te mire con cara de que le estás hablando en svenska. Joder, comprar música por internet es demasiado frío, y la espera es un coñazo.
Son especialmente molonas esas tiendas en las que hay un tocadiscos en el que puedes poner el vinilo y escuchar la música con la gente que hay en el sitio. Es por ejemplo lo que ocurre en Naranja y Negro, aparte de ir a comprar tu música, puedes poner lo que te dé la real gana en el tocadiscos y compartirlo con tus acólitos. Eso cuando no es uno de los dependientes el que se pone a pinchar para que los que están allí se queden con el culo torcido. Escuchar música en grupo es algo que deberíamos hacer más a menudo, con un unas birras entre manos, un poco de tomacco y a debatir o a flipar en la misma tienda. Esos momentos valen oro, se puede convertir en un ritual social, generalmente más productivo que otros rituales como el botellón (necesario, por otra parte) y es infinitamente mejor que escuchar un disco sólo, encerrado en tu habitación cual ermitaño. Pero claro, para disfrutar de estas ventajas de las tiendas de discos y del placer de estar horas rebuscando entre etiquetas que ni sabías que existían, tenéis que comprar música, malditos vagos esclavos del mp3.
Portadas que molan y que NO salen en tu mp3 |
La economía está como está, pero de vez en cuando hay que dejarse caer por esas tiendas tugurio para rascarse la billetera, como hice hace una semana. Y había gente, inaudito. Miento, en realidad no es inaudito, la viabilidad de estas tiendas es posible gracias a que hay gente que aún es fiel y que acude periódicamente a comprar para satisfacer su melomanía. Todos nos descargamos música, cómo no, y cada uno elige cómo limpiar sus pecados, pagando en Spotify o comprando CDs. Adquirir nueva música original no es sólo pura colección, a veces se nos olvida que estamos apoyando a un grupo, sello o escena, aunque es cierto que ahora la mayor parte del dinero que se embolsan los artistas lo hacen gracias a conciertos. Además, nuestro querido Gobierno no nos lo pone fácil subiendo el IVA al 21%. Entre todos la mataron y ella sola se murió.
Me despierta pues gran admiración la labor de estas tiendas, que siguen encargando discos para alimentarnos a los que nos gusta comprar música, y más si hablamos de discos descatalogados o difíciles de encontrar. A pesar de que ahora ha subido el IVA, alguna de las tiendas siguen teniendo precios muy bajos, incluso en discos que no son de segunda mano, y teniendo en cuenta cómo está la economía, es sorprendente. Aunque por otra parte, el binomio discos a bajo precio y de calidad + melómanos y coleccionistas, es infalible, por lo que puede que el aumento de este impuesto tampoco se haya notado mucho en estas tiendas, que lo soportan mejor que otros ámbitos como el de los festivales. Pero sigue siendo una tarea hercúlea, puesto que algunas sobreviven en ciudades donde los ayuntamientos se han pasado por el forro cualquier política cultural decente que, mediante conciertos, festivales y otras activadades, ayuden a consolidar la viabilidad de estas tiendas. A su vez, estas tiendas especializadas también pueden generar una escena musical considerable a su alrededor si logran consolidarse, creando un foco de cultura diferente o quién sabe, criando al próximo cabeza de cartel de tu festival favorito. Es vital apoyar la escena local, como dice Steve Albini.
Reliquias |
Es su vida |
Vinilos que mola tener |
Thom Yorke, #jodidoloco |
Campanamuertismo firmado |
Besis.
2 comentarios:
HAMÉN ! (que como bien sabrá usted, viene de HAMOR")
Por supuesto! Un placer verle por aquí de nuevo, maese David I.
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