lunes, 4 de febrero de 2013

Havalina @ Stereo Alicante: corroborando la solidez de su directo

Conocemos de sobra a Havalina, sabemos qué nos espera cuando asistimos a un concierto del grupo madrileño: riffs potentes, gran sonoridad, melodías áridas. Siempre auspiciadas por la insigne colección de guitarras que posee Manuel Cabezalí, vocalista del grupo. Y a grandes rasgos, esto es lo que vimos el sábado por la noche, un grupo muy sólido en directo que vino a presentarnos su último disco, H, en el que han configurado un sonido más accesible.

Sea por el último disco, o porque es inevitable que el grupo sea cada vez más conocido, lo cierto es que la sala alicantina estaba prácticamente llena. También hay que apuntar que Havalina hacía tres años que no tocaban en Alicante, así que tocaron aproximadamente hora y media; una hora y media en la que demostraron que se han ganado poco a poco el abarrotar las salas en sus conciertos. También ayuda por supuesto tener delante a un público que en gran parte es devoto y sabe qué ha venido a ver.


Havalina vinieron a presentar su último trabajo, h, por el que empezaron su actuación, mediante ese riff de rock español clasicista encarnado en Norte. El público empezaba a estar receptivo y a menear la cabeza al son de los acordes de Manuel Cabezalí. Era la fórmula indicada para iniciar el directo. Cuando sus discos en alguna ocasión pueden crear la sensación de pesadumbre y de sonido lineal (sobre todo los anteriores), desarrollar el directo de menos a más es una gran idea.

Y así es como el concierto se fue calentando para abandonar esos riffs lentos y sacar la artillería, ejecutando los riffs pesados y potentes de Sueños de Esquimal, Tu Ciudad, Desierto o las canciones de más decibelios de su último trabajo: la frenética Viaje al Sol o El Estruendo.

Aunque el directo estaba encarrilado y los acérrimos que se habían dado cita en Alicante estaban bien entregados, tanto ellos como los que parece que habían asistido a probar al grupo, respondieron mejor a las piezas musicales más célebres de los madrileños. Es decir, a la cargante guitarra de Mamut, la arrolladora  Imperfección y el rugido de 0.25.

Antes de llegar al bis mostraron su nueva cara, esa más accesible que tan bien les ha venido para h, con canciones como Compañía Felina. Pero lo que la gente pedía a gritos, y además literalmente, era Incursiones. Y como ya hicieron en Murcia y en el DCode y que parece una constante en sus espectáculos, la alargaron al menos diez minutos, poseídos por un espíritu de jam en el que Cabezalí estrangulaba su guitarra mientras sus dos compañeros seguían mantenían vivo el esqueleto de la canción.


Se les veía a gusto sobre el escenario, y viendo lo receptivo que estaba el público, bajaron a tocar entrellos como ya han hecho varias veces. Primero fue Cabezalí, después le siguió el bajista Ignacio Celma, y más tarde, contra todo pronóstico, bajó también el batería Javier Couceiro. Y cuando los decibelios inundan la sala porque no pueden escaparse, y los asistentes están entregados; ya se sabe: momento de vernirse arriba.
Mientras continuaban su ¿improvisada? jam, todos botaban alrededor, era el momento de ritual rock. Después de hacer que más de uno se tocara, subieron de nuevo al escenario para finiquitar la actuación.

En definitiva, otra buena actuación de un grupo que se muestra muy consistente y férreo en directo, con buenos guitarrazos por los que es difícil resistirse si llevas chupa de cuero motera. En algunos compases del directo la actuación se hacía algo farragosa por ese abuso de los mismos sonidos, pero es cierto que cuando sacaban a pasear sus pepinazos, se notaba y mucho. Como ya se sabía, de sobra cumplidores y con un buen directo.


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