jueves, 4 de noviembre de 2010

Sleater-Kinney


Para no perder el gustillo de los 90, tras la entrada de Garbage, hoy toca escribir sobre otro noventero. Pero no forma parte de los conocidos como Nirvana, Radiohead, Weezer, Placebo, Manic Street Preachers, Blur y un infinito número de bandas. Es más bien de los del otro lado, de los que seguramente conquistaron a bastante gente, pero en una línea más underground, sin tanto eco como el que pudieran hacer Oasis.
De hecho, mientras algunos tocaban en grandes festivales, ELLAS, tocaban en otros no tan grandes, o en salas reducidas. También es cierto que una sala es más apropiada para su música, un sitio donde hay más contacto y cercanía entre público y grupo.

SLEATER-KINNEY fue un grupo de chicas formado en 1995. Empezaron a tocar música del género rey de la época: el rock alternativo, que si bien no era lo más escuchado, sí lo que estaba mejor valorado, aunque fuera en círculos cultos. Procedentes de Washington, estas chicas siguieron la doctrina de una nueva ola de grupos salidos algunos años antes, bajo la etiqueta de "Riot grrrl". Hacía referencia a un movimiento feminista "de armas tomar". Nación en los albores del grunge, en el que se demostraba que las mujeres tenían algo que decir, y que los hombres no eran los únicos capaces de coronar la música alternativa.

Alguna muestra de sus orientaciones punkeras pueden ser la forma de berrear de Corin Tucker, la corta duración de las canciones, o las ráfagas de guitarras.
No es un grupo que haya abusado de los solos o los sonidos extraños y distorsionados, pero la forma de combinar los acordes con las dos guitarras a la vez y saber explotarlos, y los coros dobles, hacen de Sleater-Kinney un grupo con canciones realmente buenas. Y pegadizas!!

Sus tres primeros discos: Sleater-Kinney (1995), Call the Doctor (1996) y Dig Me Out (1997), son los que tienen raíces más punkianos. Suele pasar que algunos grupos se van amansando con el paso de los años, este es uno de esos casos. El propio Dig Me Out ya no suena tan directo y reivindicativo como los dos anteriores.

Con el paso de los años, consiguieron lucir un mejor sonido, mejor producido, pero perdieron el desparpajo mostrado en los primeros años. Esto ayudó a que fueran más conocidas. También es cierto que tenían un sonido más accesible, como le pasa a One Beat (2001).

Lo más sorprendente, es que su séptimo y último disco, The Woods (2005) es de los mejores. Seguramente tenga que ver que es el único de toda su discografía que está producido bajo el sello de Sub-Pop. Sus canciones ya no duran necesariamente tres minutos, tienen varias de cuatro (incluso una de 11). Es un álbum con mucha fuerza, suenan contundentes como nunca lo han hecho. La muestra de que un productor puede tener un papel esencial en la grabación de un disco.
Desde luego, esto sí que es un disco de despedida, y lo demás, gilipoyadas.










Sleater-Kinney agitando al personal

3 comentarios:

Marcos G. Jorge dijo...

No las conocía, como tantos otros que analizas. Están bastante bien y coincido contigo en lo de que un productor es una pieza fundamental en la grabación de un cd, tanto por el sonido que puede sacar como por las ideas que puede aportar.

Carlos dijo...

Ya he conseguido saber donde tengo que darle para seguirte.
"Esto de los blogs está tan anticuado".
Por cierto, yo no recurro al gmail para pedirte una entrada, te lo digo por aquí, te pido una entrada de música made in Konami. :D

Pablo S dijo...

Un placer siempre ver tus comentarios Marcus. Algún día tendré que hacer una entrada de productores como Bob Rock, Butch Vig o Rick Rubin

Y Carlos, ideaca!! Me lo apunto